a
un
eocupado, no me era difícil conseguir lo que quería, eso sí. Lujos no tenía alguno pe
en otra parte- Dijo una de las
momento, Demasiadas mujeres bailaban al ritmo
, muñeca-dije haciéndole un
ses extraña, me hacía pensar una y otra vez en aceptar el cargo como ceo en la empresa de mi padre. Constanza DiVaio, una modelo de prestigio, hija de un
retuje a mi pecho, haciendo que sintiera como tenía de dura mi entrepierna y hacerla decir mi
s, era él, el que me apoyaba en el acto de patán, de poder dominar a cuanta mujer se
de vida, que me vuelva responsable y que acepte la oferta de mi padre al dirigir Rodríguez Industries, pero mi lado loco, bohemio y despreocupado no me permit
ordí el lóbulo de su oreja y me encamine hacia la barra, donde el idiota se e
seguís invitando a la plebe a beber
de lo que había dicho, mientras
nde estaré y te espero allá-extendí mi mano para tomar las llave
on todos y me retire de ahí, con rubiales
ompleta, obviamente, a esta chica ya no la vería más así como las otras
gunté a la bella mujer que
o para varias sin ningún compromiso. Las ganas de poseerla no se hicieron esperar y aparque el coche, me quite el cinto de seguridad, abrí la puerta de atrás del mismo y la jale dire
nciencia, el anisado era muy fuerte y delicioso, no lo cambiaba por nada. Tomé unas cuantas on
*
ana, me hicieron despertar de golpe, en mi cama solo estaba yo en bóxer, desorient
verde a mi tranquilidad, había llegado a casa. Me preparo para ir a la ducha y terminar mi recorrido
de la musa que tenía ayer. Estaba buena, ¿Qué no?-me dedico una sonrisa medioc
e cama con e
abía dado. Desayunamos normal, Luis Pedro y Javier quedaron en juntarse con nosotros en Sevilla, quedamos en ver la copa del rey juntos y perdernos
n mí, así de enfermo alco
utaba con el Sevilla y el atlético de Madrid, la fiesta no se
personas, estaba ella ahí. ¿M
arecía más que una señal. Me encamine hacia dónde ella estaba, cuando me vio solamente sonrió y se
ello estaba en completa libertad de andar por donde yo quisiera y h
labio de abajo, con tal sensualidad que me pon
de guitarra y... sólo recordar lo que había
e la he hecho yo, niña. Que gusto en ser
en mi mejilla y decidí pasar con ella nuevamen
lar unas cosas en Madrid, regreso a por ti,
camino a casa, haciéndome recordar lo que le había prometido a la pobre chica. Pero esa, esa siempre fue mi táctica para mantener amoríos con otras mujeres,
la nena?-preguntó Nathan, quien se m
nova, no me gustaba compartir mujer con nadie, au
guarros preguntar por la mu
y rio,-¿De qué
a una pregunta no
mi se hubiese quedado en Málaga, pero, no creía que me hubiera enamor
a que viví allá, y, a
N MÁLAGA, SE Q
*
cto, o lo que ellos quie
l total de Rodríguez Industrias y, la verdad e
stoy viejo, tus hermanas me
a tenido dos hijas. No tenía nada contra
de que mueras o te enfermes, falta mucho t
lesto, y aco
rórroga. Si no decides en ese tiempo, venderé todas las acciones y te quedas en la calle. Gilipollas-se levanta de la
, me tenía tomado de las bolas, no podía dejarme en la call
r las locu