s entre suspiros y vaivenes. Mientras tanto, a cierta distancia y a lo lejo
a explicita que llevaba rato ocurriendo a bordo del yate. Fue capaz de constatar que aquella pareja se encontraba e
más órdenes, o del regaño que se llevó por estarse demorando
ncontraban los jóvenes que muy pronto serían víctimas de las maquinaciones de un ser despiadado y sin
las condiciones a su favor, el fotógrafo continuó con la sesión de fotos no planificada ni autorizada. Mient
hinchados, su cuerpo completamente relajado. Intentaba recuperar el aliento y quitarse de encima el sop
hacerlo. Esta chica le despertaba los instintos más básic
ealidad habían sido algo más que un par de destellos, entrecerró los ojos para ver mejor, pero la tar
endo también su propia pequeña fiesta privada. Y el reflejo de algún objeto fue lo que v
ja teniendo sexo. Lo mejor sería levantarse de allí y descan
se había dado cuenta de lo que él había percibido, se preguntó por qué Robert había tenido ese cambio de actitu
cia se encontraba un bote y el hombre en su interior debía ser un paparazzi porque tenía una cámara en la mano y lo
uera de su vista, cuando el viento sopló, este rodó por la superficie del barco hasta caer, por la borda,
y para su compañía, podría perjudicarlo en sus futuros negocios. Le preocupaba que la mala p
presa. La junta directiva se disgustaría si se desataba un
rior. Su expresión había cambiado, y pasó de colmada y satisfecha a prevenida, en solo unos instantes. Él le
imillonario, y carismático. Pensó que una relación con él le abriría muchas puertas. Ojalá y no fuera todo lo co
stada por las consecuencias que este desliz pudiera traerle. Ella se levantó de la silla,
to el cómo su acompáñate ya se encontraban de vuelta en casa, el escándalo sí q
así como en el internet, se podía leer lo que había ocurrido en la
acreditables fotos que les habían tomado a ellos, y en las qu
orada para salir al sol. Han disfrutado de las playas al máximo, broncean
cándalos y a la farándula: "destruimos tu vida en un segundo", solo tene
los incautos, que se les olvida que su vida dejó de ser priv
rruinando su vida. Por supuesto, no es que la ridícula revista se l
tomaban sol en las cubiertas de sus yates y hacían otras actividades más privadas, como tener
sa, y las de sus amigos, y también las de todas las personas