r la comodidad de su cama para salvar a esa inocente vida, siquiera la persona más valiente es capaz de contener las lágrimas
idas, han habido muchos gritos a lo largo de la noche y nadie es capaz de mirar por las ventanas, ninguno es valiente para eso. Los pensamientos de todos están sumidos en el mismo lugar: ¿Quién es la víctima?. Algunos
lo oscuro, sus lágrimas yacen expandidas en aquel pálido rostro, pequeñas gotas de sangre marcan el camino que había recorrido, sus pasos cada vez más lentos y erráticos, disminuyendo sus latidos en cada paso, su mirada fija en un lugar seguro al que alguna
ria, solo le resta ver el rostro de su asesino; el demonio camina hacia ella acercando su mano al palido rostro asustado de su víctima; sus latidos se aceleran al sentir lo helado de sus manos, el demonio se acerca más a su rostro intentado manten
piración, su miedo, su impotencia; el leve sabor a sangre brota de ella. Una ráfaga de viento frío azota ambos cuerpos sumergiendo la tristeza en aquella alta figura que aún sostenía la navaja incrustada en el pecho de su victima, la vida de aquella niña empieza a apagarse en pequeños suspiros, su cuerpo débil empieza a caer en brazos de su asesino, su corazón detenido por la hoja de aquella navaja, sus labios atrapados en los de su asesino, sus ojos cristalinos por las lágrimas mira