tulo
de la vida, ese algo, llegará
ita sensación de suavidad que acaricia mi cuerpo me hace querer mantenerme ahí siempre, siempre que pue
la puerta con fuerza, de sus ojos brotaba ira, ¿Por qué? Ni yo lo sé, simplemente m
digo en voz baja inten
obre mi mesita de noche para tirarla al suelo haciéndola añicos
erdad es que sí, papá si ha engañado a la mujer que llamo por madre, ¿la
alzando la mano para bajarla
n sollozo, estaba acostumbrada a esto, no sé en qué mom
igual a él!
tando a la pequeña niña de lindos ojos al frente mío con su rostro asustad
dice ella señalando la frazada que a
desorientada. La luz del s
dice el nombre del c
respondo dándole
dad y sin abrir la boca le acerco mi mano para que pueda verlas mejor. Una
ntra un pequeño tatuaje en forma de luna, me doy cuenta de que es de mañana, pa
a, puesto que la niña ahora dejando mi
– preguntó pasando su
padre. Vestía de forma normal, una sudadera negra combinada con una camiseta blanca que hacia traslucir los tatuajes que cubrían su cu
hablándome directamente me hace entumecer el cuerpo por completo y dejando todo
uella mandíbula se endurecía al momento de hablar y ahora que lo noto, sus ojos, ¡Dios! Podría suspi
nerme en nada más. Mis mejillas se acaloraron
, princesita? – leva
go lo obvio y me pongo de pie – me iré.
do mis piernas, dejo escap
illow – me dice ella lanzándome un
a el chico – tienes
ada y camino hacia la puerta de la salida –
a salir, pero sin cer
ritarme estando a solo unos pocos centímetros alejados pero
perfecto, mu
sonrisa que me res
dedicar a pintar mis cuadros para luego enviarlos a la s
e abrió con asombro y un poco de miedo al ver la moto que
al hablarme. No le respondí, me acerqué con lentitud a él quedánd
ndo aceptando el
a, princesa – me ayudó a poner
me subí a una moto y es con un extraño, me siento la mujer más mala de la tierra. No me juzguen,
stopher, dando media vuelta su ca
ciudad – le digo – en
e incomodo cuando le
entiendo tu vestimenta. – niega – afírma
garras al abdomen de Christopher que ni siquiera me puse a pensar en que lo estaba tondo, simplemente, seguimo
su castillo – la diversión que demostra
respondo arreglando
de la misma manera y llamé par
se llenaron de lagrimas al notar que ni siquiera le importo donde estaba. No me buscó y solo vo
eraba nad
padre quien bajaba las escaleras regalarme una enorme sonrisa
queña – m
api – l
ra excepcional, sus lindos ojos verdes ilumi
daste en la casa de un amigo
– asiente – eso
sa yendo en dirección al jardín, no quería escuchar gritos ni nada parecido, solo subí las es