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Historia
Mi renacer: Mi sinfonía

Mi renacer: Mi sinfonía

Autor: Gavin
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Capítulo 1

Palabras:1561    |    Actualizado en: 09/12/2025

de la escuela de medicina de Javier, creyendo ciegament

a carpeta oculta en su laptop

e en la calle mientras mudaba a la tu

ndo; me estaba borrando

stina, la "angelical" tutora, usaba mi bata de seda

n, un simple contacto con la influencia de

é. No s

s y le entregué los papeles del divorcio que des

as, arrastró a nuestra hija al borde de un acant

portunidad, jurando que yo era

ruina, y luego bajé la vista hacia

vier -dije, con la voz

do fuerte a mi hija, dejándolo solo en el

ítu

datorio brutal del frío que se había instalado en

o la lenta danza de los copos de nieve que co

e las 3:00 PM.

costoso, se deslizó hasta

n un zumbido, revelan

ectamente peinado; todo seguía ahí, intacto

sonrisa tensa,

Puntual, c

que alguna vez me desarmó. Ahora, se se

volví la

av

l copiloto, una in

rada recorriendo el in

ume floral barato, flotaba en e

ró la g

río del de

inmediata, pero no hizo nada para d

asfixiante. Él apretaba el vo

egunté, mi voz plana,

se relajaron

estado pregu

señora Orozco había avanzado

or una nuera que seguía viva pero que

nte extrañaba la amabilid

, con una nota en su tono que no pude desci

doctor más tarde -dije-. Es

in

so significa mucho.

ntía hueca, una actuación para

e su tarjeta

pagar

mpujé d

agué

e detuvo en

, Carmela. ¿Est

. -Mi voz f

consultando el reloj del tablero-.

las luces de la ciudad desdibujarse bajo la

dramático diseñado para pro

frente a un café familiar. Empujé la

, espera

ervaba con los

tado, de verd

con honestidad-. Y estaré a

de nieve, delicados y fríos, com

r el recuerdo de lo fácil que s

raje -dijo de repente, se

erto de polvo, yacía parcial

devolv

, y lue

queda

ó, con una extraña desesperación en

vo, Javier -dije, mi voz apenas

hora, una cortina blanca d

z rota-. No te vayas. Vuelve a casa.

una mano. La nieve ya empezaba

mis labios-. ¿Al departamento de Cristina? ¿O a su vieja h

o se des

rmela. Podemos arreglar esto. Solo... vuelv

la mirada, el encanto desespera

iferente. Esta vez,

e el nudo de la corbata, y

clavícula, al pequeño y complej

una sombra del negro vib

, tocando el tatuaje-. Esto fue por ti. Tú er

hizo. Novios en la univ

icioso, yo una bajista de corazón sa

o futuro compartido. Él sería el cirujano, yo la

. Yo iba a ser tu mayor fan. Y lo soy. Todavía lo soy. Mírame, Carm

lo miré, como si

vo la mano de mi padre, pro

e para subir la escalera del éxito, convirt

del camino, olvidó a la mujer

oz peligrosamente calmada-. Cuando le susurrabas cosas dulces a C

n sobre la clave de Fa. Su

mela, no

intrusión chillona y

r, solo e

tente. Miró la pantalla y luego a mí,

a voz a un tono sua

No, no, estoy aqu

léfono, con la

Suena an

sintiendo un pes

crujió a través del auricul

e quitarme mi bolsa. Hay una chica extraña aquí, sigue

ación. Las palabras f

arado, con la cabeza gacha,

voz quebrada-. Vuelve a casa. Solo

zón. Me

te desastre, una mujer dulce que siempr

e cuidaría de ella. Una promesa que pretendía cumpli

margura formando un

saliendo con dificultad-. I

lomó de

llevo. Podemos recoger

e, el dulce aroma flo

que volviera. No por

uevo, para apagar o

co, esta vez jugaría mi

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