img El secreto oculto del iPad familiar  /  Capítulo 5 | 50.00%
Instalar App
Historia

Capítulo 5

Palabras:1101    |    Actualizado en: 31/10/2025

dra Or

alsas promesas. El salón de baile del St. Regis era un mar de corbatas de moño y vestidos de lent

escansando posesivamente en la parte baja de mi espalda. Yo era su premio, su accesorio perfecto. Me había comp

amos, sus ojos llenos de una convincente imitación de adoración-

Lisa, que sabía que lo estaba inquietando. Era una muñeca

su habitación. Llevaba un traje que le quedaba u

po -dije, m

levantar la vist

n el borde

bló, pero esta vez, la emoción era real. Una última y desesperada súplica por el hij

ojos fríos y desprovistos de simp

Al menos él es divertido. Tú probablemen

e. Había ensayado esto. Habí

El niño que había criado se había ido, reemplazado por este extraño frío e inse

isa cruel jugando en sus labios-

salió de la habitación, dejándome e

lorosamente y me levanté. La mujer que salió de es

reí, socialicé, acepté felicitacione

rlata en el mar de tonos apagados. Era un vestido que gritaba por atención. Alrededor de su cuello había un collar de diamantes que reconocí de una c

ndonó su puesto junto a los camarones y corrió

ola con una familiaridad que me revolvió el estómago-. ¿

llador, se congeló. Su rostro se puso pálido. Le lanzó a Jacobo una mirada

sa. Sutilmente anguló su cuerpo, tratando de poner dis

raba que pudieras venir -a

se dirigieron a mí con una

mpre es tan

nombre fue un golpe

o una mano en mi brazo, un gesto que pretendía ser

as a la orientadora de

e de nuevo, Katia. -Dejé que mis ojos se deslizaran hacia el collar-.

sonrisa vacilante. El agarre de Antoni

de aspecto tímido y desconcertado que me había asegurado de que estuvieran

sa apresurada sobre la necesidad de encontrar el

Antonio estab

estén cómodos -tartamudeó, haciendo su propia escapa

ba pasando. La estaba calmando, tranquilizándola, h

. Lo necesitaba compuesto

icio detrás del escenario. No necesité acercarme. Solo necesitaba v

staba l

era una idiota! ¡Me miró directamente

razos-. Fue una coincidencia. No sabe nad

o prometiste, Antonio. Prometiste que después de este premio

usco, sus ojos escaneando

a noche. Sonríe, alégrate por mí, y te juro que

sesperado y hambriento. Un acto final

lo que ne

aile, mi corazón un tambor tranquilo y constante. Tomé mi asiento en la

estaba a punt

Instalar App
icon APP STORE
icon GOOGLE PLAY