sentía la garganta tan seca que no podía ni
Vargas, la mujer que había sido mi tutora, la que se ganó mi
" , me había dicho con esa vo
ella, co
so, desperté aquí, tirada en la arena, con el veneno r
a de una mujer que acababa de deshacerse del único obstáculo para que su propio hijo,
i último
completo mientras mi vid
no me dio otr
friaba mi piel, estaba en mi cama, en la mansión Romero, la misma
ba v
rena
e diez años, justo el día en que mi padre, Don Ricardo Romer
oderoso, siempre ocupado, pero me ad
rme todo, pero su ajetreada vida y su debilidad
víbora que estaba met
rta y mi cuerpo se tensó por insti
con su apariencia dulce y su sonrisa gentil, vestida con un se
ó que viniera a ver si necesitabas algo" , dijo co
eliz de tener una figura casi maternal, pero ahora, s
ojos de una niña de ocho años, pero con la fr
oco desconcertada
Sofía? ¿No te
ama, intentando
nte, un movimiento bru
una voz que sonó más firme
geló por un segundo antes de volver a fo
olo quería ver si
voz fuerte y autoritaria
tá pasand
familia, una mujer de la alta sociedad que despreciaba
egancia de una reina, seguida po
go sus ojos se posaron en E
a entrar en el cuarto de mi
ideció al
yo... Don Ricardo
LA
en la silenciosa habitación, m
instante, sus ojos se llenaron de
le empleada" , dijo mi abuela con una voz cortante, "No v
asentir con la cabeza, sin a
er entienda las reglas de la casa, a partir de ahora, su único trabajo es ser
pondió Carlos con s
con fuerza, su perfume caro y familiar me envolvió,
ja, la abuela está aq
contraron con los de Elena, en ellos ya no habí
fec
justo lo
ó, en esta vida, yo le quitaría todo, la humillaría, l
u pesadilla aca

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