odrigo. El aire fresco, un lujo olvidado, golpeó mi rostro pálido y demacrado, contrastando con el resplandor de Elena, la supuesta "alma gemela" de Rodrigo, radiante a su lado mientra
ñora de la Torre." Mi corazón, antes entregado, se encogió an
da de plagiar mi propio trabajo, incriminada en un accidente que yo previne, mis piernas rotas por su orden, mi hijo Carlitos envenenado con mentiras en mi contra, todo mientras Rodrigo c
mbargo, mi verdadero martirio estaba por revelarse. No regresé a casa, sino que mi conciencia fue lanzada a un vacío perturbador, donde descubrí la amarga verdad: Rodrigo no quería castigarme con el encierro, sino convertirme en el último sacrificio para Elena
"¡PAPÁ, NO! ¡Leí su diario! ¡Elena es la mentirosa! ¡Ella lo planeó todo!" Rodrigo quedó paralizado al ver en la mano de nuestro hijo mi diario, la verdad expuesta. No importaba lo tarde que fuera, algo en mí renacería. Mi corazón se detuvo, pero una nueva misión me esperaba. El sistema me dio una opción: regre