urré, retr
lamó a sus guardaespaldas. "Llévenla a
ntervino. En el hotel, me empujaron dentro de una habitación osc
cohol rancio salió del baño. Sonrió,
s el postre" , d
e noche y la estrellé contra su cabeza. Cayó al suelo, atur
cuando el hombre empezaba a levantarse, la puerta
ramos de que no te fueras" , d
!" , supliqué. "¡Este
el otro. "El señor Castillo sabía qu
en el estómago. Roy no solo lo había permitido.
dejaron en el pasillo. Me derru
ento. No volvería a mi vida en Guadalajara. Volvería a casa
ero que tenía, compré un boleto de autobús para
ía la mirada estaba pálida, con los ojos hinchados y una mancha de vino en
a la basura. Corté todo