e personal de Roy Castillo, el
era un consuelo, un cuerpo cálido mientras esp
, fui desechada como si
mente, mis fotos comprometedoras f
arrodillarme sobre granos de maíz, mien
no sin antes hacerme
era nada comparado con la
que amaba se convertía en mi verdugo, y el
una mercancía, por un estúpido c
conocido, y solo por un milagro, o quizás un último acto de
vida, la que había sido definid
asado ten
me siguieron hasta
me levantaría de las cenizas como el ag
ez, no
ez, lu