estaban hechas para diseñar, no para ensuciarse, mient
e en un viñedo, con las manos manchadas de uva, junto a una descripción cínica
stro junior de arquitectura, el mismo al que Máximo, según él
ro chat de trabajo explotó y Máximo me llamó furioso, exigiendo que me di
total que sentí al recordar cómo casi muero por su negligen
e ya no sería cómplice de su farsa; era hora de que