re la mesa de la cocina, recordándome la miseria
estallado, había luchado y, desesperado
a exacto en que recibí la citación de divorc
ían construido su imperio sobre mi sudor, mi ta
o solo me robaron mi música, sino cada céntim
ás? ¿Acaso el destino me daba una segunda oportu
esta vez, no huiría. Es