img La Promesa Rota, El Amor Rescatado  /  Capítulo 3 | 57.14%
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Historia

Capítulo 3

Palabras:1116    |    Actualizado en: Hoy, a las 18:01

re por teléfono. Su

cuidado. ¿Estás

n, papá. Es

Mateo. No quería

ue nos llevaba a la sier

al fondo. Solo. Mir

nto libre est

su loción de afeitar, un aroma que antes me

sus brazos rodeándome, su risa contra mi pelo. Recuerd

iendo dormir. En un bache, mi ca

mo si me hub

iró y m

Navarro", dijo, su v

y negro devorando el bosque. El calo

Javier Torres, nos dio instrucciones. Era un h

rno, doctores", dijo.

onistas atrapados, resbalé en un t

scó apoyo. Mateo

reflejo, se aparta

que me agarraron en el último segundo

e preguntó, su ca

, temb

miraba des

a frialdad que me heló la sangre. "Si n

n me quemó má

ia ahogando el miedo. "Hicimos un juramento. ¿

espalda y sig

bombero herido, vi algo brillar en e

mechero. Uno que yo le había regala

Por qué lo

iró por un segundo, y sin una p

o devoraba, borran

jo, como si me leyera la

última esperanza,

que nos habían dicho que seguía atrapada en u

llos", le di

riesgado. Espera

. Empecé a corr

huellas en la ceniza. Algu

vacía. La familia

vi. La familia, a salvo, cubierta de

rás, antes de que el fuego llega

Los había salvad

erqué

é?", le

dió, esquivando mi mirada

¿Tu heroísmo secreto o

dijo, su voz cargada de una

ensordecedor llenó el aire. Un trozo de la l

ierra ardiente cay

de pánico de Mateo antes de

lor a antiséptico y humo lo llenaba tod

evaba el brazo

guntó. Su voz era p

, me

s evacuan

preocupación. Ni u

bela, seguida de u

tan preocupada!", exclamó

s flashes

al", decía un periodista. "Y su

volvió h

es... ¿un

udiera respond

ra Navarro. U

el pecho. Más fuerte que

ión", añadió él, mirando

ando el dolor punzante en mis

r. Lejos de él

mis piernas fallaron. Mi te

rro, es sobre

do se

un TAC. Tiene un

Un glioblastoma. Inoperable. Del mismo tipo raro en

orgullo. Fui

pérale. Haré lo que sea. Renunciaré. Me iré d

ra una hoja en bla

",

Qu

no. No haré

bsoluto, tan frío, q

, la ira empezando a hervir ba

as", dijo, volviéndo

ité, las lágrimas corriendo por mi ca

Murió una semana después, mi

una estatua de hielo.

eció. Se a

rarlo. Lo odiaba. Con

un banco vacío. No recé. Solo dejé que el si

uir en la misma

l hospital. Compré un bil

de cero. Lejos de é

a turbulencia brutal nos sacudió. Los gritos llena

e violento. Y

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