or a papel viejo. Con la punta de un pincel fino, Sofía hundió la cerda
a que había dibujado con esmero, una
partes del dibu
quedara cubierta de n
mar, como siempre. Vio el cuadern
reguntó, con más cu
gras que se comían poco a poco el dibuj
ía? ¿Llevas la cuenta de
y salió de la habitación. Para él, era insignifican
de su boda, sino de Isabella de la Fuente. Isabella en la playa, Isabella montando a
que Isabella le había regalado hacía quince años. Sofía pasaba por delante cad
mitad de la cena. Era uno d
tijo de Isabella
un golpe seco. Su rostro se llenó de pánico. No miró a Sof
allá!" grit
, con la comida a medio tocar. El
. Los bomberos luchaban contra el fuego. Mateo estaba allí, disc
r! ¡Isabella está
argas. Su carrera depende de su f
a!" gritó Mateo. "¡Ella
on la chaqueta y corrió hacia el edificio en
ue él nunca le había mostrado a ella. Lo vio salir minutos después, llevando a una Isabella que tosí
urante tres años de matrimonio contrastaba dolor
hó a dos miembros de la cuadri
ue por ella
l qu
a, cumplir una promesa que le hizo de niño. Dijo q
aire. Así que toda la vida de su marido, su pasión, su
o de devoción de Mateo hacia Isabella era una nueva mancha, un paso más hacia
ella. Era una noche de celebración por la reapertura tr
escenario. De repente, se escuchó un cruji
n se der
guio. Se giró, no hacia su esposa, sino hacia Isabella. La e
la cabeza. Lo último que vio antes de perder el conocimiento fue a Mateo sosteniendo a