todo, habló con los médicos, se aseguró de que Sofía tuviera la
que ella no miraba, le compraba libros que no leía. Se sentaba e
él ocupaba en su corazón ahora era un cráter
ron con Isabel en el vestíbulo del hospit
na mueca de odio, pero rápidamente la ca
grimas en los ojos. "Estaba celosa, p
ación digna
Mateo con la autoridad de un rey, "Isabel se quedará una tempora
podía decir? Era una pris
se sentó en el asiento delantero, al lado de Mateo, y no
nda, ¡qué vestido ta
praré", re
ngo un poc
ente subía la
forma en que los ojos de Mateo seguían cada movimiento de Isabel, la tensi
osesivid
a la vista de qui
os, no quería oírlos. Pero era imposible. Sus risas llegaban desde el
la que ella siempre había sido exclu
a la cocina a por un vaso de agua
abel se había inclinado para decirle algo al
"acci
vino despu
Fue un beso desesperado, hambriento, lleno de años de deseo re
iendo cómo su marido, el hombre santo, devoraba a su pri
nnegable. Y era más fea de l