a lágrima viva, aferrándose a mi brazo, sus cuerpos temblando con sollozos falsos. Mi padre, co
un bloque de hielo en
me habría roto el corazón. Hoy,
. Durante cincuenta años, cada mes, una suma considerable salía de mis cuentas hacia las de Lu
ión. El dinero que financiaba la vida
e convirtieron en un chiste, un viejo tonto y rico que llo
a, su voz ahogada por el llanto. «Carme
ó Isabel, secándose u
i mirada era tan fría que ambas se
una voz desprovis
e, mi asistente en
móviles de Lucía e Isabel. Y también... una confirmación del aeropuerto de Barajas. Una mujer que intentaba usar un pasaporte a nombre
levantar la vista de los p
o, no se ha presentado a tra
más pequeñas y húmedas que tengamos. Y diles a los guardias de la entrada que si ven a un
aunque la confusión en
re. Dile que he decidido seguir adelan
a desmantelar su mundo pieza por pieza
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