húmeda. Yo, Sofía Vargas, la esposa perfecta, me movía entre los invitado
eto, como mi papel en su vida. Él era el centro del imp
s ojos estaban fijos en Isabella, su nueva y brillante enóloga. Ella
ado borracho había insultado a Isabella, y Ale
fue breve p
abía enfriado. Mientras esperaba en el pasillo, lo oí habla
qué la defiendes
ortante, llena de un despr
diferente. Ella es
s, la frase que destrozó
, no se me regaló en u
que eso era yo para él. Un error de borracho. Una oportunista.
ón se hi