casa, el aire de nuestro pueblo andaluz o
lante que parecía una mancha de t
triarca de hierro cuyo único propósi
dmitía réplica. "Nuestra familia sabe de la Bendición de Vida que
una mezcla de miedo y una extraña resignación. Para
o y
earon mis oídos, el mundo se desvaneci
mi vid
rada, la noche en que me entregué a un hombre
en mi vientre. Gemelos. Y con mi embarazo, la en
lecho de muerte,
os solo tenían espacio para Isabela
con un delincuente de poca monta y murió en una pe
ostro descompuesto por el dolor. "¡
tros hijos, dos niños sano
a sus
taba. Me abrieron el vientre
és, mis pequeños,
dia necesitan un festín", dijo uno
bodega abandonada en la fin
o los ecos de los mugidos de lo
a, fue expulsada de sus tierra
no de dolor
De vuelta al día
lia asustada, y luego me arro
clara y firme, una voz que no sabía
a es solo un cuento de vi
casarme co