rmizo de una rica hacienda. Durante una década, soporté sus burlas y su desprecio, v
e Mateo, en un acto cruel de humillación hacia un humilde luthier, me había
jeto intercambiable y desechable. La verdad me golpeó: él nunca me vio como un
ud y su alma a cuidarlo? Un vacío inmenso me invadió, pero no
jé la servidumbre, el desprecio y la certeza de mi nulo valor. No sabía lo que me esperaba con mi "nuevo