e lujo y paranoia, con vistas a los acantilados que se hundían en el Pac
bles. La gente de Mateo susurraba sobre brujería, maldiciones de sus rivales. Yo, dese
nera, se mostr
jo, Sofía. Mi
de fecundación in vitro en una clínica privada de Miami, la mejor del mundo. Acepté
rosario de ónix de Mateo, casi me sentí yo misma
embar
sentía una chispa de algo parecido a la felicidad. Quería decírselo a Mateo,
me dirigí a su capilla privada. Un pequeño edifici
oces dentro. La de Mateo, y la de C
ché mi nombre. Y el de Isabella. Mi comadre, mi mejor
el compromiso con Ricardo. Tu trabajo en la boda de Sofía fue impe
gre se
no quiere pasar por el dolor del parto. Con mi nieto en sus brazos, su posició
aire escapando de mis pulmones. Las
os. No er
rdad?" preguntó Mateo. "Solo lo suficiente para que per
no sospecha nada,"
Un útero de alquiler para la mujer que yo llamaba hermana. Mi secuestro, mi