Romero con una lentitud exasperante, casi dolorosa. Cada tic-tac del reloj en la pared de s
a su novela. Pero la verdad, la cruda verdad que admitía solo en la intimidad de sus pensamientos más honestos, era que esperaba el
rial, buscando alguna mención de la Editorial Soler, de Marcos Soler. Nada. El
s palabras seguían atascadas, bailando en su mente sin querer posarse en el papel, pero ahora la blancura de la página n
tendencias del mercado literario pospandemia, el timbre de su apartamento la sobresaltó,
golpeó con una fuerza desproporcionada. Se sentó de nuevo,
que sus ojos azules se contraían al ceño fruncido, de la tensión palpable en su cuello cuando estaba concentrado. Eran bocetos
toda esperanza, convencida de que su aventura había s
antalla. Clara respiró hondo, un suspiro q
e enérgica, sonaba inusualmente cautelosa, un tono q
ra castigarme por mis pecados literarios, porque la Editorial Soler no h
a una mezcla de burla y comprensión -Ya ve
ó en el sillón,
das? Un jefe odioso, una prueba imposible, el colmo del drama para una es
también de una picardía que Clara conocía bien -¿Y si no te llaman? ¿Qué vas a esc
y la miopía de ciertos directores editoriales que no sab
u voz traicionó un matiz de genuina frustr
ido que denotaba que
lo por la novela? Suenas... como si est
rto en su regazo, con el rostro de Marcos ape
olpeado en un punto sensible, u
ón que sentía por ese hombre, por el desafío que representaba, p
go... en él. Es irritante, sí. Insoportable, a veces. Un auténtico bastardo, si soy s
on un tono de victoria q
rquetipo del príncipe oscuro y atormentado! ¡U
a sangre subiéndole al rostro -Es solo... curiosidad de escritora. Es complejo. Y lo
uelen tener ojos que te hacen vibrar, ¿a qu
Clara. La chispa que buscas para tu nov
ego que crecía, alimentado por cada pensamiento sobre Marcos, por
de Sofía esta vez. Fue Doña Elena Prieto. Su voz, tan pulcra y profesion
ías. Habla Doña Elena Prie
un golpe seco que le cortó la res
sa que pareció una eternidad, Clara contuvo la respira
isfecho". Un elogio a medias, sí, pero viniendo de Marcos