ba en el pasillo. Isabella Montes, la prometida de Mateo. La directora d
onrisa que no ll
ropa con un desdén apenas disimulado. "Estás... un poco sucia. El viaje debe haber sido
ia. Una forma sutil de decirme
icaron. El baño era más grande que todo mi apartamento. M
ra cruel, revelando cada línea de can
lusa barata.
icat
mi abdomen bajo. El recordatorio per
sin aliento. La clínica fría. El olor a antiséptico. La voz del médico, im
esesperada de pagar una parte de la inmensa deuda que apla
n ese bebé", había
el resto todav
aba más que todo mi armario. Mateo estaba de pie junto a la p
estabas haciendo? ¿Planea
ba duchando", respond
pena, Sofía. Co
. Lo sacó del bolsillo. Vi el no
se desvaneció, reemplazada por una
todo está bien...
en su vida perfecta. Me sentí pequeña, invisible. Me encogí, re
o a la farmacia, salí a la calle. Pero no fui a la farmacia. Mis pies me llevaron, casi por instinto, a mi antiguo apa
s hombres estaban sentados en mi sofá, como si
vuelto", dijo el más gran
a a pagaros"
enes un céntimo. Pero hemos oído que has vu
. Retrocedí hasta que mi es
le vas a pedir el dinero. Nuestro diner
do...",
golpe fue tan fuerte que caí al suelo. El
s a todo el mundo tu pequeño secreto. Imagina los titulares: 'La ex heredera Vega, mad
ralizante, me inund