esonando en el patio con
el de vida y quiero poder darle lo que se merece en el futuro'. ¡Se mataba a estudiar y
ras que me estaba aprisionando. La multitud asentía,
con lágrimas de cocodrilo corriendo por sus
licar que la realid
empecé a decir, pero mi vo
gritó alguien del grupo. "¡Con tu
ción genuina, como si yo fue
de ti. Javier te adora. Y
mí como si yo fuera una apestada. La multitud se abrió para dejarles pasar,
. El juicio ya se había celebrad
uñalándome la espalda. El peso de la injusticia era tan físico