aba con toda mi alma, creí en el amor incondici
su supuesta "ruina", condenando a nuestro hijo Ma
ndo casas y repartiendo folletos, él vivía una vida de lujo con
ta infantil, donde lo vi, opulento, actuando
ayasa junto a mi hijo, limp
o Mateo fuera forzado a donar médula ósea sin mi consentimiento explícito,
egó cuando fuimos secuestrados y
e, con una frialdad escalofriante, ordenó nuestra m
amar a un m
nsformó en un odio ardiente, una llama a
uebrantable, tomé la decisión determinante de
arrepentimiento" bor
or fin, Elena y Mateo encontrar la verdadera libertad y c