s puños, el corazón hecho
da centavo, y movió
a de arte en Florencia, It
ante de su esposo,
o quería
dro recapacitara, que volviera a
venganza de Alejan
a, un imperio construi
al, olvidado, contra Eduardo
o, un hombre de reputación
el teléfono
videol
dres, Eduardo y Carmen
ris, de
os de
en la esquina de la pantalla, u
a y nuev
ndro, suave como el terciopel
r, ¿dónde est
padres se pudrirán en la cárcel,
cuenta y nu
se der
s corrían s
el pri
o, el ca
iachis bajo su b
a de Leyva, sus calles e
en candados de metal en el Cerro d
Eduardo, n
su intensidad casi febril
duardo puso una con
stucia de viejo juez, hizo que Ale
voca
re de
nda cafetera, valiosa, productiv
n La Candelaria, el barrio histórico
n al control total
iento de los deberes conyugales, incluy
ta secreta
a proteger a