lor seguía clavado
tía abuela,
nos cálidas. Vivía en una casit
ó un mat
más," confesó Ma
n lo miró
pasa,
un perro. Nico me despre
extraña en sus
n asintió
iero nada de ella, tía. Ni un peso. Tampoc
iciendo "ojalá fueras
Empezar de nuevo,
armen
ateo. Y el corazón de tu hijo... es
ban, sonó el c
la. Su voz
vomitando! ¡Seguro le diste algo malo de comer
in esperar
con el teléfo
abía dado
da, sabía que Nico tení
se preocupaba p
a ironía
único que se preocupaba
que irm
tu hijo. Después hab
n le apret
, la amargura mezclad