de Sevilla, lo primero que me dijeron fue que tenía veinticinco añ
do a un matrimonio de conveniencia orquestado por nuestras familias para fusionar bod
el ave fénix e incluso a mi moto, todo por complacer a este hombre que me despreciaba y se burlaba de mí a mis espaldas, llamándo
er la sombra de la Sofía libre y apasionada que recordaba, una mujer
meter el mayor error: casarme con él, y ahora, con la memoria intacta de mi infierno anterior y una segunda oportunidad, estoy decidida