ia Co
rdiendo en mi pecho. ¿Quién demonios se creía ese tipo? ¿Pensaba que yo era
queño departamento. Tampoco dejaría el dinero sobre la mesa, como si no me estuviera ha
e un mensaje. -Se lamió la cuchara con la que se comía su helado y me miró con
nco y le lancé una m
suena horrible, Nicol. Solo quiero descansa
uspiré, pero mi amiga no tenía inte
e con Edward. Wow, ese hombre es espectacular. Y ni hablar del dinero que tie
te de helado con
de la cabeza. Nadie va a mantenerte, Nicol, mejor pont
daba el fajo de billet
ien que me dé lo que merezco -canturreó, d
noche con Marcelo. Nunca me habían atraído los homb
ento, cariños
era sido una "noche loca". Po
ses má
rc
eguir encerrado entre esas paredes llenas de recuerdos, de momentos compartidos con una mujer a la que, a pesar de todo, seguía amando. Le había rogado que n
vuelta en la compañía -me recibió Neila
a amabilidades. Deb
¿Cuántas entrevistas tenemos hoy? Necesi
s de una hora. He seleccionado a
desvaneció de inmediato cuando la
e allí, dos personas que
ant
curvas y su melena oscura caía en ondas suaves sobre sus hombros. Sus labios, p
taba Alan Ventura, el hijo menor de mi tí
arriba abajo, como si fuera un extraño. Como si no hubiéramos comparti
directo a
Neila, notando cómo la torme
abeza y solté un suspiro,
estoy
pudo tirar a la basura seis años de nuestra vida? ¿Cómo tuvo el descaro de hacerlo? Mi cabeza se llenó de ideas descabelladas. Quería venganza. Quería una mujer más joven a mi lado,
a per
rimera candida
a me sacó de m
e pase,
apresuré a acomodar mi escritorio y a r
la puert
elegante traje oscuro. Pero cuando levanté la vista y reconocí su rostro, sentí que el mundo
verme. Su expresión se tornó pálida y, por un instan
ui más
vor. Es una entre
el silencio nos envolvió, pero no tenía sentido prolongarlo. Éramos adultos. Debíamos actuar
ué gusto ve
ara que el destino volviera a cruzarnos, aunque nunca imaginé que sería así. De tod
pregunté, de
ó una pequeña bolsa de papel, ext
brirla, el contenido
or sus servicios. Y, si le sirve de consuel
baleara. Sentí un vértigo extraño, una pu
fendí, esa no era mi intenc
ta de trabajo, pero al verlo, mi objetivo cambió. Ya cumplí co
do. No podía dejar que se marchara así. Salí de detrás de
zclemos las cosas -dije, cerrando la puerta con fi
ró de arri
tas veces envié mi solicitud a esta compañía. Esto debe ser una bro
che fue un malentendido. La pasé muy b
mi número, no dejó el suyo, simplemente se fue. Pero da igual, ya no im
u experiencia laboral era escasa; aún estaba en la universidad y su perfil no encajaba con
a había escogido como candidata, p
con una mujer tan joven y hermosa, tal vez se replantearía su decisión
a seguro de lo contrario. Su sola presencia me traía imáge
ir esto en un trato, algo en lo que ambos ganáramos. Si realmente buscaba trabajo, podía ofrecerle algo mucho
ntura? -Su voz me sac
ecesito hab
me hizo apretar la mandíbula. Era como si lo que ocurri
e asistente... pero tengo otra ofert
falda de su traje y carraspeó, como si ne
trata, señor? -preguntó
soltar la propuesta m
a cambio, seré tu benefactor. Te daré lo que quieras, cumpliré cada uno de
e lo ridículo que sonaba. Ni siquiera había considera
de que pudiera reaccionar, su mano impactó contra mi mejilla
era impresión no fue la mejor, pero no soy la clase de mujer que usted cree. Tengo principios, val
té del brazo, desesperado. Mis emociones me desbordaron, y
ltarse ni pronunció palabra. Solo me observó, como si intentara
-supliqué, como si mi
a carcajada. No fue cruel, pero sí incrédula,
imos nada. No tuvimos sexo, ni siquiera nos desnudamos. Solo nos besamos y luego tú te pusiste a llo
hizo sentir patético, p
odo, ahora no tengo nada. Quiero que ella regrese, y si darle celos la hace volver, ent
ión, pero no me importaba. Valeria, en cambio, me
úlpame, pero si lo que buscas es una jovencita dispuesta a ser tu juguete, estoy segura
ras, sentí que t
sequé las lágrimas. Parecía un idiota. Un hombre como
as, recibirás en tu correo toda la información sobre el contrato. Tie
spiró con
s, pero mi respues
salió de
ué estaba haciendo, solo tenía claro que necesitaba que aceptara. No podía permitir que Samantha me viera destruido.
y delegué la selección del asistente a alguien de confianz
a porque había creado esa inmediata obsesió