empo desenterraba emociones que creía sepultadas. Había convencido a su mente de que aquel amor estaba muert
muró entre dientes mientras lanzaba una carpeta cont
alentendido le carcomía el alma. Habían sido felices, intensamente felices, hasta
los puños hasta que los nudillos se le pusieron blancos-. ¿Por qu
n interminables, el aroma de su piel impregnando las sábanas, el sabor de sus besos que aún sentía en sus labios. No d
e vistió con ropa cómoda y salió a caminar, intentando disipar la a
, con esa mirada intensa que la desarmaba y esa sonrisa seductora que le robaba el aliento. También, sin duda, c
caricias compartidas, las risas cómplices y la sensación de ser invencibles cuando estaban uni
a condenado sin escuchar su versión, sin darle el beneficio de la duda. Esa traición aún dolía
organizar sus emociones antes de enfrentar a Maximilien. Se dio un baño de a
ero lo suficientemente sensual para que su presencia no pasara desapercibida. Se maquilló suavemente, solo lo nece
sino sentirse fuerte, segura, capaz de mantener la compostura frente
e tomar su bolso y salir rumbo al café donde la esperaba no so
ma a granos recién molidos, Maximilien la había besado por primera vez. No fue un beso planeado, sino un
rmitirse debilitarse ahora. Sacó su celular y puso algo de música para des
e bailaron por primera vez. Cerró los ojos por un ins
iempre la dejaba sin aliento. Se movían al ritmo de la música, sincronizados como si sus cuerpos hubieran nacido para encontrarse. Cuando la
as cargadas de promesas, el modo en que ambos se rindieron a la pasión
s que ella había erigido. Helena siempre había temido que él solo estuviera jugando con sus sentimientos, que la diferencia de clases en
todo se
a mostrarse vulnerable. El pasado estaba a punto de encontrarse con el pres
de provocarlo con unas pocas palabras. ¿Cómo era posible que, después de tanto tiempo, si
mi ego el que destruyó nuestro matrimonio, Helena. Fuiste tú q
importarle que algunas miradas c
Pero claro, es más fácil creer en chismes y suposic
o así: un huracán de emociones cada vez que estaban juntos. Respir
o de siempre -dijo finalmente, con voz
la aparente tregua, el ambiente entre ellos seguía cargado de tensión, p
o quiero que termine lastimada. Y Billy... Sabe
una mano por el c
saliendo con Ana, significa que realmente le importa.
a-. Por favor, Maximilien. Sabemos perfectamente q
uavizaron por un breve inst
alguna vez el signi
a acusación. Se levantó de la
r. No puedo hablar contigo si
del brazo, suavemen
piró y la soltó-. Está bien. Hablaremos
lían del café, ambos sabían que la verdadera tormenta no era la relac
r negando que
turas, tu opinión me importa tan
e? Deberías haberlo resuel
a tu hermano. Ana es menor de edad y dudo que tu famili
tarme? Lo que le pase a tu
o en piedra. Pero no te preocupes, lo resolveré sola. No te necesito. Solo
Ana. Dudo que Billy la
esonó en el aire. Los ojos de Maximilien se oscurecieron de furia. Se levantó de un salto, la sujetó por la cintur