espués de un día agotador en el
parque cercano a su edificio,
mucho mayor. Se acercó, confirmando lo que ya temía: su hermana estaba con Billy Baker
casiones para sacar a Billy de problemas. La rabia la invadió, así que paró el coche y bajó rápi
estaba casado, pero lo que más le molestaba era la actitud de su excuñado, quien no
caso han perdido la cabeza? -espetó He
tás celosa? -respondió Billy, co
provechaste de su inexperiencia para manipularla. Y tú, ¿no te da vergüenza? Sab
e brazos-. Estoy con Billy porque lo amo, y muy pronto se divorci
amarrado, y si él intenta dejarla, sus infidelidades saldrían a la luz, arrastr
una risa s
no. Maximilien jamás volverá contigo. Ahora está comprometido con una mujer de l
Le había dado justo donde más le dolía. Sabía que Maximilien estaba a punto de casarse nuevamente, pero escuchar a alguien recordárselo era como arr
bien, Billy. Mantente lejos de mi hermana. Me conoces y sabes que siempre cumplo mis advertencias. Si no voy ahora mismo a d
controlarme. No tienes idea de cuánto te detesto -espetó An
e lo sucedido tuviera importancia. Ana gritó su nombre, rogándole
lena, con una mezcla de lástima y frustración-. Abre los oj
l auto. Durante todo el trayecto no hizo más que llorar en silencio, con l
lanto desconsolado de Ana lo que acaparó su atención. Sin pensarlo dos veces, la abrazó
tentosos parecían fuera de lugar, un recordatorio doloroso de la falta de sensatez. Pensó que, tras la mue
fuera inagotable. Desde su divorcio, Helena apenas las visitaba, pero cada mes enviaba p
de su madre irrumpió en
a cansada de callar, de fingir que todo estaba bien. Por pri
Mamá. ¿Cómo pudiste permitir que algo así sucediera? -le espe
ecuperar la vida a la que estamos acostumbradas. El pusilánime de tu padre nos dejó en la miseria, y tú... tú ni siquiera fuiste capaz de retener a Maximilien. Y ahora que Anita había
ntimiento y la codicia. Helena la observó por un largo instante,
quieres -dijo, con la voz firme pero cargada de tristeza-. Pero a An
, siempre había sido un campo de batalla emocional. El peso en su pecho era insoportable, pero no t
había estado desde que su padre murió y todo en su vida se desmoronó. Hasta que apareció Maximilien. Él fue su única lu
os momentos compartidos compensaban las distancias y las horas de soledad. Pero ahora, es
er los pedazos de su corazón y encontrar algo parecido a la paz. Pero ahora, la sola idea de buscar a Maximilien la paralizaba. Temía que esos sentimientos, en
a ignorarlo. Helena conocía bien a Billy y sabía que no se detendría. Seguiría manipulando
ionales que nunca logró superar del todo. Billy estaba al tanto de cada una de sus debilidades
leza que le quedaba y tomó la decisión que, lo sabía, cambiaría el rumbo de su vida: debía l
día la hubiera aplastado por completo. Lloró en silencio, hasta que no quedaron lágr
imbre del teléfono resonó en el silencio de la sala, cada tono más largo y pesado que el anterior. Helena cerró los ojo
n Baker, por favor? -pidió Helena, intentando que su voz
spondió la secretaria co
hablar con él -contestó, aferrando el celular co
l esfuerzo por mantenerse serena. Pero nada la preparó para lo que vino después: la voz de Maximilien. Esa
intensidad abrumadora, como si los años de
en jamás dejó de conocerla-. Me dijeron que querías
ena, esforzándose por mantener la compostur
rialdad-. Ni siquiera te dignaste a verme cuando firmamos
aclaró ella, respirando ho
tes de que él preguntara,
Qué tienen que v
n. Y tenemos que hacer alg
cambió de inmediato, d
discutir por teléfono. Nos vemos en e
Helena paralizada, con el celular aún en la mano