ndo aún estaba dándole vueltas a todo, llegó Cristian. Simulé estar dormida. No tenía ganas de seguir discutiendo con él. Y t

varía al comedor. Y con tono entusiasta me avisó que tenía una sorpresa ahí. Me encontré con un enorme ramo de rosas rojas con una tarjeta que decía un escue

unto a los otros que tengo. Ella manifestó que le encantaría recibir esas atenciones de su esposo. Estaba más entusiasmada que yo con los regalos. Yo lo tomé como un

manifesté que aún estaba muy molesta. Me preguntó que quería para calmarme. Respondí que deseaba el divorcio. Él me dijo que yo ya conocía la respuesta y luego se despidió rápidamente. Luego me ma

tarle todo a mi cónyuge. También, me decía que yo podía comprar su silencio. Antes de responder le escribí a Eduardo contándole lo del mensaje de mi c

y yo no sabía cómo lidiar con todo. Salí temprano del departamento. Estaba ansiosa por ver que solución había encontrado Eduardo. Al verme llegar m

cambiara el horario de estudios para no toparme con Marión. A Eduardo le preocupaba que fuese a necesitar el dinero que ganaba por bailar. Le dije que no se preocupara que mi esposo era médi

e lugar. Me pidió que no tomara ninguna acción contra ella. Se comprometió a no seguir molestando. Luego me despedí de todo el personal y de mis compañeras. Subí al auto. Ahí bloqueé el número de teléfono de Marión y lu

a tratar de dormir. Esperaba que durmiendo se me quitara la jaqueca. Dormí tres horas. El dolor había disminuido

n respondió que su intención no era pelear conmigo. Manifestó que quería llegar a un punto de acuerdo. Tras conversar un buen rato acordamos que yo seguiría estudiando en la academia de dan

é de agradecer las rosas y el perfume. Él se mostró amable a la hora de pedir disculpas, sin embargo, yo sabía que era solo una careta. Al igual que Marión, é

na estrategia para evitar los problemas legales. Me angustiaba pensar que fuera donde mi marido y le pidiera dinero a cambio de información sobre mí. Cristian siempre ha vivido de las apari

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