unos tacos altos y con la mirada en al
ue colocar muchas cosas en orden – Andrea Smith, Ana Johnson, Carlos García, Mario López, Fabiola Anderson, Luis González, Yo
s ellos, son personas muy valiosas para la
ntes más frescas, tienen que darle la oportunidad a otros y si alguien está en contra – voltee atrás mirando a mi hermano por un momento – la puerta está abierta pueden salir, porque allá afuera hay muchas
í mi laptop y mire mi foto con mi abuelo, de cuando me gradué
ue tocaro
ecretaria y amiga Adeleyn, con va
e Estados Unidos – respondió un poco agitada y colocó todas las carpetas en mi
estas personas – respondí dando u
voy a pedir que firmen el contrato, esta misma tarde
ás rápido pos
osa amiga – me
vestido es de un bue
brió la puerta de mi o
o – dijo Adeleyn s
– pregunte tomando o
á un collar de oro, con la pedrería brillante, es un hombre multimillonario y tiene joyerías en todo el país, no es tan viejo así que pod
he salido con cuatro hombres, pero ninguno me gusta, todos son unos mediocres, no me sirven
pondió y salió tirando la puerta de mi oficina, com
rosados, pantalón negro de vestir, camisa azul oscura con mangas largas, le quedaba muy bien el azul y u
era seria, sentada en
e la joya – respondió entregándome una c
abrirla los brillos destechaban, era el collar más hermoso que había visto, es una ca
gaveta de mi escritorio y le entregue los 500.000 mil d
an Diego y más ciudades, pero esas son en las que mayormente vendemos – respondió de una manera muy respetuosa – y a ¿usted
notado, casi nadie lo ve
tormenta más grande, el secreto más escondido o el amor más bonito, en los ojos correctos, ese punto puede resultar ser u
ono, ya eran las siete de la noche, no sabía como el tiempo había pasa
puedo lleva
– tomé mi cartera y guarde el
a un re
e preguntó mientras
e estar a mi al
y misteriosa, muy seria y
nas con desconocidos – dije y era cierto, no me había propuesto en salir con alguie
o tengo pareja, prefiero andar por todas partes yo solo, nunca me
mejor regalo que puede existir, no mucho
obliga a eso – re
s y colocaron una música
? – preguntó mir
omó mi mano y mi cadera, y bailamos
po que no bailaba
n – susurr
do, nuestros cuerpos conectaron perfectamente, como si fuéramos almas que estuvieron destinadas a estar juntas, pero que por alguna extraña razón habían sido separadas, me sentí completa, mientras nos dábamos cada bes